Antes de ponerte a explicar ...


  • ESCUCHA bien la pregunta de tu hijo. Trata de comprender primero dónde está su duda o su error. A veces será algo muy concreto y no hará falta abordar el tema de principio a fin, sino aclarar sólamente un paso que falla en el razonamiento o en el procedimiento.
  • Trata de adecuarte al NIVEL DE DIFICULTAD que se exige en cada curso. No lo excedas. Para eso, echa un vistazo a los ejercicios de su libro o su cuaderno. En Matemáticas los temas se repiten curso tras curso, pero se van complicando un poco a medida que se avanza. 
  • Consigue que tu hijo participe en la explicación de forma ACTIVA. Por ejemplo,en lugar de resolver sus dudas directamente, puedes guiar su razonamiento haciéndole preguntas que le conduzcan hacia la solución del problema. De esta forma la explicación la irá construyendo él mismo, y el aprendizaje será mucho más eficaz que si tu lo resuelves todo y el sólo actúa de forma pasiva.
  • Descubrirás que muchas veces los problemas no están en los conceptos matemáticos, sino en la COMPRENSIÓN DE LOS ENUNCIADOS. Es un problema linguístico, no matemático.En mi opinión, lo más importante en la educación académica de un niño es la comprensión lectora y la capacidad de comunicación. La asignatura más importante, en torno a la que giran todas las demás, es, sin duda, Lengua. 
  • No desesperes si las cosas no quedan claras en una sesión. Cada niño tiene un RITMO DE APRENDIZAJE, observa y descubre cuál es el de tu hijo. Piensa que, aunque los resultados no sean los deseados a corto plazo, siempre va quedando un poso. A veces las explicaciones dan su fruto después de varios días, (o meses, o años). No es un sprint, es más bien una carrera de fondo. Gana el que resiste.
  • No todo depende de una buena explicación. Las estructuras matemáticas necesitan de cierta MADUREZ COGNITIVA por parte del alumno. No todos los chicos alcanzan la madurez necesaria al mismo tiempo. Se flexible y paciente.A veces, sin motivo aparente, hay un "click" y todo empieza a cobrar sentido.
  • Utiliza ejemplos sencillos relacionados siempre con SU VIDA COTIDIANA, con cosas y acciones que él sabe manejar. Nada de bancos, ni finanzas, ni fábricas, ni almacenes. Plantea situaciones en las que ellos se puedan ver implicados: comprar un juego de la play que está rebajado, llenar la piscina de la urba, repartir algo entre los del equipo de fútbol, ... Se trata de que entiendan bien los factores que intervienen en el ejemplo, que se los puedan imaginar sin dificultad.  
  • Valora la oportunidad que te brinda un rato de explicación para pasar un tiempo juntos, para acercarte a tu hijo, para demostrarle que le quieres y que te preocupas por él. Es una buenísima ocasión para DEMOSTRARLE TU CARIÑO, especialmente en la etapa de la adolescencia, en la que las relaciones padre-hijo se vuelven tan difíciles. 
  • Y lo MÁS IMPORTANTE: alaba todos sus progresos, se POSITIVO. Jamás le hagas sentir torpe, sólo conseguirás rechazo. Premia sus avances con pequeñas recompensas que le motiven. No se trata de hacerle grandes regalos, sino más bien de premiaros los dos con cosas agradables, por ejemplo, invitarle a un helado o a un chocolate con churros, o un cine... Si da pie para encontrar otra oportunidad para pasar un buen rato juntos, estupendo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario